LA LEYENDA DE “LA LLORONA”
A diferencia de la llorona de la Cd. De México o Guanajuato, ésta de Tamazunchale, solo solloza lastimeramente, se le ha visto por las riberas del Río Moctezuma. Su triste llanto hela la sangre y provoca fuertes escalofríos a quien ha tenido la desdicha de verla y escucharla.
Testigos comentan que su clamor es tan triste que aterra y surca los aires, siempre presagiando algo malo que ha de acontecer. Aquí en Tamazunchale cuando aparece la llorona, es seguro que suceden tragedias; en otros tiempos cuando la llorona aparecía, el río crecía y provocaba fuertes inundaciones, dejando devastación y tristeza.
Uno de los lugares donde con más frecuencia aparecía esta mujer del más allá, es el populoso Callejón Zoyotla, siempre se le veía llorar al pie de la enorme ceiba que por años estuvo allí junto al pozo y al arroyo. Los vecinos se santiguaban y tomaban sus rosarios, para protegerse de los efectos que causaban los lastimeros sollozos, ya que según se decía, quien los escuchaba podía caer enfermo de espanto. La llorona de Zoyotla varias veces se le vio flotar por la calle pendiente de este pintoresco lugar.
Tal vez hoy ha desaparecido tan sigilosamente como parecía, provocado por la urbanización y el cambio de fisonomía del lugar, ya no encuentra el sitio propicio para atemorizar a los de este mundo y su quimera sólo queda impresa en estas líneas, como testigos de este peculiar espectro que formó parte del Tamazunchale del ayer.
Hace algunos años un hombre que trabajaba en la policía municipal (hoy jubilado) vive en el paraje denominado el “Choteo”, por la carretera México-Laredo No. 85, rumbo a Tamán. Me comentó que una fría noche del mes de Enero de 1993, se encontraba con su hijo y su esposa, bebiendo café, era una noche de esas de invierno, muy oscura y con una persistente llovizna que caía como presagiando algo funesto. Disfrutaban del café y la plática de familia, cuando escucharon el llanto triste de una mujer, a la orilla de la carretera, su casa se ubica en la parte baja de la misma, rumbo al río. Al momento él, su esposa y su hijo, pensaron que se trataba de una chica que había sido golpeada por su novio; ya que en ese punto de la carretera existe un espacio donde acostumbran a pararse parejas en sus vehículos, y con frecuencia se pelean llegando en ocasiones hasta los golpes. El hombre continuó el relato- Después de un buen rato de escuchar el llanto y notar que éste no cesaba, pensaron en auxiliar a la chica que consideraban estaba siendo brutalmente golpeada por el novio; no lo pensaron más y decidieron subir a averiguar y en su caso a llamarle la atención al agresor; tomaron él y su hijo sus respectivas lámparas de mano, para poder observar de entre la oscuridad. Cuando llegaron al lugar y registrar con sus linternas el supuesto vehículo donde se encontraban, cuál fue su sorpresa que no encontraron nada, el lugar estaba solo; allí no había ningún vehículo, sólo una densa niebla que hacía más tétrica aquella soledad. Pensaron entonces que los novios se habían ido a algún otro lugar para seguir discutiendo; por lo que papá e hijo decidieron regresar para continuar tomando cafecito y pan dulce. Aún no habían llegado a su vivienda cuando de nuevo escucharon el lamento de aquella mujer, subieron estrepitosamente con el fin de alcanzar a verlos, pero nuevamente allí no había nadie. Entonces comprendieron que eso no era natural, sino que ese lastimero llanto anunciaba algo que sucedería en breve. Era la llorona que presagiaba una tragedia; la respuesta no tardó mucho; al día siguiente 11 de enero de 1993, a las 6:14 a.m. Unos metros delante de donde se escuchaba aquel llanto triste. Ocurriría un terrible accidente al encontrarse de frente una unidad tipo van de pasajeros con un trailer de carga, en esa ocasión murieron 11 personas.
Entonces comprendieron el por qué de aquel llanto tan triste que habían escuchado una noche antes. La llorona siempre anuncia hechos funestos y lamentables.
El llanto de la llorona, es muy largo, que difícilmente un bromista puede hacerlo, ya que para sostenerlo se necesita mucho aire y sobre todo una buena garganta. Sin temor a equivocarme, solo un ente diabólico como ese puede hacerlo.
Aquí en la huasteca he sabido que es frecuente verle y escucharle previo a calamidades y hechos lamentables.
FUENTE: «SUPERSTICIONES Y LEYENDAS DE TAMAZUNCHALE» PROFR. JUAN BARAJAS RUBIO. GRAFFIX 2012.